Algo ocurrió en el Parque Provincial… y no hace mucho

18/05/2017 21:52:47 | 8530 LECTURAS | LECTORES

Escribe Guardaparque Daniel Porte.

El 11 de mayo el Parque Provincial cumplió 80 años de vida. Me gustaría rescatar un pequeño fragmento de su historia que  para mí fue trascendental. Corría el mes de junio de 1983 y llego al Parque para desenvolverme como Guardaparque. “Sos el primer Guardaparque profesional que toma la provincia” me dijeron. Había ejercido algunos años en Parques Nacionales y buscaba nuevos desafíos. Me recibió el Ingeniero Jefe del Vivero Forestal y por añadidura Jefe del Parque Provincial y me propuso que conociera el lugar antes que nada. Comencé con el ascenso al Cerro Ventana donde tuve la primer sorpresa: en medio de la sierra me saluda un arriero montado en su caballo que se encontraba juntando las “vacas de la reserva” para su vacunación. Posteriormente me tocó  recorrer el camino interno de la Reserva para conocer la Cueva de las Pinturas Rupestres y la Zona Intangible del Parque. En ese trayecto me esperaba la segunda sorpresa: por medio de un cartel me entero que estaba transitando el “Coto de Caza” del Parque demarcado por un alambrado de 17 hilos. Todo resultaba extraño para mí. ¿Una Reserva Natural donde se practicaba un pastoreo intensivo y se permitía la caza deportiva mayor? ¿donde se ponderaba un Vivero de Exóticas más que la conservación de la flora nativa?. ¿Una Reserva Natural que permitía el ingreso de visitantes sin control, sin información y sin ningún tipo de seguridad para los mismos?. Con el Ingeniero rápidamente nos pusimos de acuerdo. Había que modificar esa realidad. Él estaba dispuesto a escuchar algunos conceptos que yo traía de Parques Nacionales. Yo por mi parte valoré su capacidad de organizar y planificar pero fundamentalmente su pasión y compromiso por el trabajo. La democracia naciente trajo nuevas palabras para nuestro Parque Provincial: participación, conservación y protección, ecoturismo, educación ambiental. El Ingeniero rápidamente las incorporó y las hizo propias. Tan propias  que gracias a su gestión entre 1983 y 1985 salieron definitivamente las vacas del Cerro Ventana y de otros sectores de la Reserva. Dejó el Parque de ser un Coto de Caza. Se señalizó el Sendero del Cerro Ventana, convirtiéndose en un sendero interpretativo con sus famosas diez estaciones. Se comienza a tomar registro de los visitantes, brindándole asesoramiento, información, seguridad y atención de primeros auxilios con la presencia de un enfermero. También se habilitó la actual Sala de interpretación en la que participó la Universidad Nacional de La Plata a través de la Cátedra de Ecología Vegetal a cargo del Dr. Jorge Franghi para su funcionamiento. En esa misma época la comunidad se acerca al Parque y se conforma la Primer Cooperadora (1983). En el Ingeniero Héctor Pelta quiero depositar el mejor de los recuerdos para cada uno de sus integrantes. En cuestiones de seguridad al visitante y de lucha contra el fuego se contaba con la presencia permanente del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Tornquist comandado por su Jefe de  entonces Carlos Schaffner. Se desarrolló, además,  el Primer Curso de Intérpretes de la Naturaleza (1984) destinado a los estudiantes de quinto año de los Colegios Secundarios de Tornquist que posibilitó el trabajo de muchos de ellos como guías del Parque. Por primera vez la gente fue más importante que las vacas (gracias Guille, Belén, Gerardo Sandra, Ema, David, Andrea entre otros tantos primeros guías intérpretes). Y como la historia la hace la gente, quiero expresar mi reconocimiento y cariño a aquel arriero y domador el “Ruso” Vidal, que me saludó en mi primer ascenso al Cerro Ventana,  mientras juntaba las vacas para su vacunación, sin saber que tal vez iban a ser las últimas y hoy jubilado viviendo pegadito al Parque en la localidad de Villa Ventana. Pero lo verdaderamente importante y trascendental que para mí ocurrió en el Parque Provincial Ernesto Tornquist, fue la ardua y visionaria tarea del  Ingeniero Agrónomo y Forestal José Luis Salimbeni, aquel Ingeniero que me recibió por primera vez en el mes de junio de 1983 y quien generó el gran cambio que experimentó el Parque Provincial a partir de su gestión. Para él y en su memoria mi homenaje. Guardaparque Daniel Porte