Ernesto Tornquist y la intimidad de sus cartas a 175 años de su nacimiento

29/12/2017 18:09:52 | 1806 LECTURAS | GENERALES

La historiadora Nora Cinquini dio a conocer algunas de las cartas que se enviaba diariamente con su esposa y con sus hijos entre fines de 1800 y principios de 1900.

Este 31 de diciembre se cumple el 175º aniversario del natalicio de Ernesto Tornquist y desde nuestro medio lo recodaremos, gracias a la historiadora Nora Cinquini, con cartas enviadas entre él e integrantes de su familia entre fines de 1800 y principios de 1900. “Gracias a la familia Acuña de Bari que me dejó acceder a ellas para estudiarlas, hacer un análisis y conocer la vida de Ernesto Tornquist. Con su esposa se escribía, cuando estaban separados, todos los días porque en aquellas épocas no había los medios de comunicación de hoy”, indicó. La primera carta fue escrita el miércoles 14 de abril de 1897 desde la chacra de Funke, a donde, según comentó Cinquini, había viajado junto a algunos de sus hijos. “Es notable cómo describe la naturaleza, en un párrafo dice: ‘Aquí las personas la pasamos perfectamente, con un tiempo divino, sin viento, fresco casi, hace un poco calor; no lo puedes imaginar lo lindo que es aquí en otoño. Carlos Carranza – un amigo muy cercano a Ernesto - está encantado y quiere que le edifique aquí una casita en mi quinta – ‘Mi quinta’ es el castillo, que ellos llamaban ‘casa grande’-. Carranza quiere venir a pasar aquí dos meses con sus cachorros -hijos- creo que aquí te gustaría esta tranquilidad, las montañas, los pajaritos y ovejas. Hay muy buena comida y riquísima leche, Funke es muy caballero. El Gordo -su hijo Carlos- es un bandido, entretiene a todos, y Martin -el hijo mayor-  parece muy contento, está más conversador. No salgo a caballo porque tengo miedo de daño a mis riñones -él falleció por un problema renal-. Me quedaría aquí pero no se puede estar tres meses en Mar del Plata, aquí, en Belgrano y en el Tigre -donde tenían casas- pero puede ser que haga una casita de mala muerte -que termina siendo el castillo”. También menciona el Paraje Ventana, ‘un arroyo donde Walker plantó como 100 mil árboles y estos han crecido y hay mucha sombra, pero ante todo les diré que es deliciosos todo esto’. “Este párrafo define que Ernesto Tornquist elige este lugar como descanso, teniendo tierras en Santa Fe, San Luis, Tucumán y hasta en la Antártida”, indicó Cinquini. Otra de las cartas es la escrita por la esposa de Ernesto, Rosa Altget de Tornquist, en 1902 en los días previos a navidad, a su hijo Martín, “el más grande y en quien volcaron la mayor responsabilidad en el desarrollo de los negocios de la familia”. “‘Cuantas veces digo mañana sin falta voy a escribirle a Martin y viene el dia y no lo hago, pero sabes que nos va relativamente bien, el médico ya le sacó la venda de la cara a papá -probablemente habrá tenido un accidente- tiene dos granos muy grandes en la mejilla y parecía una herida de guerra. Después habla de Florencia que es la otra hija, que también estaba enferma, y al final de esa página encontramos: ‘estamos preparándonos para navidad, tenemos convidados como 100 niños y eso no deja de ser trabajo, y enseguida el baile para el día de papa  -consideraban navidad y el cumpleaños de Ernesto como un festejo continuo-. Todos te extrañaremos mucho a ti –Martín estaba estudiando en Alemania-. Para el 31 ha conseguido papá que le pongan luz eléctrica, 25 focos en el parque, pero solo por ese día’”. También de Rosa a su hijo Martín, pero el 5 de enero de 1902, la carta decía: ‘Muy querido Martín. Ya se pasó el año y estamos en 1902, Dios quiera darnos salud y felicidad y nos despejen las amenazas de la guerra con Chile, dice papa-. Tornquist intervino para que no se declare la guerra-. Que no cree en la posibilidad que haya pero admitió mejor que se aclaren las cosas-. “Está documentado en este pedacito lo que terminó en el tratado de los pactos con Chile después firmado por los presidentes, o sea que esta carta está documentando un hecho histórico importantísimo como fue que no se declarara la guerra con el país trasandino”, indicó Nora. “Después sigue con las hermanas, dónde habían pasado las fiestas y cómo estaban, algunos enfermos, como Dora de Bari”, añadió. Más adelante, Rosa en su carta cuenta que ‘el árbol de navidad que hicimos el 25 quedó hermosísimo, era alto y muy formido. Preparamos 100 bomboneras a los niñitos y todos salieron alegres y yo convidé de 4 a 6, lo malo fue que se colaron algunas mamás’. Carta 14 de abril de 1897: Carta diciembre 1902: Carta 5 de enero de 1902: