El riesgo del "disco rayado" que inquieta a Milei pero también a los inversores
Las dificultades para avanzar en un acuerdo con el FMI complica los planes del Gobierno en el año electoral.
Buenos Aires, 8 febrero (NA) -- El Gobierno está complicado por la instalación cada vez más profunda entre quienes toman decisiones de inversión de que el dólar está atrasado en la Argentina y Javier Milei y Luis Caputo, su ministro de Economía, buscan que se debilite aún más.
Consideran que esto profundizará las complicaciones para acumular reservas, complicará el acuerdo con el FMI y alejará la posibilidad de salir del pernicioso cepo cambiario.
A tal punto llegó la preocupación que Milei decidió escribir una columna de opinión sobre el tema y dijo que lo del atraso cambiario es “el disco rayado de los economistas".
El riesgo es que también se convierta en el “disco rayado” de un Gobierno que pueda termina “no viendo” a tiempo lo que ocurre, enamorado de su modelo.
Está claro que la administración libertaria considera que las mayores chances electorales llegarán de la mano de una apreciación del peso que mejore el poder adquisitivo y el humor social.
En la Argentina, los gobiernos tienen a atrasar el dólar cuando hay elecciones. La duda es si esa estrategia es la adecuada pensando en las necesidades que tiene el país de mejorar sus exportaciones, dotar de mayor productividad a la industria y el campo, generar empleo y atraer inversiones.
Tras casi 200 mil despidos en el 2024 en medio de un ajuste fenomenal, el empleo no está dando señales de recuperación.
La industria y la construcción se derrumbaron el año pasado y todavía no se observa un proceso de recuperación concreto.
El Gobierno explica que, a diferencia de otros momentos económicos de la Argentina, esta vez el programa tiene una sólida ancla fiscal, que se mantendrá cueste lo que cueste.
A eso se suma el orden monetario -no se emite más de lo necesario- y cambiario -la brecha se redujo a la zona del 20%-.
Todo indica que a Milei y Caputo les disgustó que la vocera del FMI insistiera en marcar los desafíos pendientes, y hablara de una mayor coordinación fiscal, monetaria y cambiaria.
Al menos para algunos técnicos del Fondo Monetario, el programa económico tiene un problema cambiario que se agudizará al haber reducido a la mitad el rirmo de devaluación para los próximos meses.
El ancla fiscal con equilibrio de las cuentas públicas es el pilar del programa, por lo que el ministro de Economía busca dejar claro en todas sus declaraciones que esa regla de oro no se toca.
El Poder Ejecutivo considera que haber ordenado las cuentas, aún a costa de un severo ajuste que enfrío la economía y provocó despidos, es su mayor capital político, al que en ningún caso está dispuesto a renunciar.
La “motosierra” aplicada por Milei y Caputo es ponderada en círculos financieros y el Fondo Monetario Internacional se muestra gratamente sorprendido por la magnitud de un ajuste inesperado.
Desde diciembre, el Gobierno consideró que dado el superávit fiscal conseguido, había margen para aflojar el apretón fiscal y tras la eliminación del impuesto PAIS, llegó la baja de retenciones hasta mediados de año, cuyo costo fiscal se calcula en unos u$s800 millones.
“Mientras tengamos asegurado el equilibrio de las cuentas, seguiremos bajando impuestos”, promete Caputo a los empresarios. Otro ejemplo fue la decisión de reducir gravámenes para los autos, que se empezaron a traducir en baja de precios de algunos modelos y mayores ventas.
Pero Caputo tiene claro que cada vez que da una señal de este tipo hay un conjunto de inversores, acreedores y operadores que están atentos a confirmar si lo que se pierde de recaudación por una baja impositiva se recupera por otro lado.
Este año no se contará con los ingresos del Impuesto PAIS, que representaban alrededor del 1,5% del Producto Bruto Interno (PBI).
A su vez, con la rebaja temporal de retenciones pueden ser entre 0,13% y 0,2% del producto, que sumados a otras disminuciones generarán una pérdida de recursos tributarios este año por unos dos puntos del PIB.
Expertos coinciden en que el monto es relevante como para poder compensarlo solo con una mayor recaudación tributaria producto del crecimiento de la actividad que, se espera, alcance al 5 por ciento.
Para el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), la rebaja de retenciones equivale al 0,13% del Producto. “Es el 42% del superávit fiscal de 2024, casi el 30% del déficit operativo de las empresas públicas, el 33% de la inversión real directa y el 47% de las trasferencias no automáticas a las provincias”, calculó esa entidad.
Según el proyecto de Presupuesto 2025, que no se aprobó, se prevé alcanzar un superávit primario equivalente al 1,5% del PBI.
En este escenario, el Poder Ejecutivo quiere seguir dando señales de recortes de gastos, el plan “motosierra recargado”, para lo cual se espera que la semana próxima se anuncien los cierres o fusiones de unos 60 organismos estatales.
Otro frente que se abre al equipo económico es que en 2024 hubo ingresos extraordinarios que en este 2025 no estarán disponibles, como los vinculados al blanqueo de capitales.
Como señal positiva, el instituto IERAL de la Fundación Mediterránea destacó que tras la reducción de los derechos de exportación aumenta la recaudación de otros impuestos y se compensa parcialmente la pérdida. Menciona, en otros, una mayor recaudación de Ganancias (15% a 21%, según la zona), y también por Sellos (6%) y el impuesto al Cheque (4%).
La entidad explicó que la baja de retenciones generará un gran beneficio a las provincias, porque recaudarían un 13% más, un extra de 16 dólares por hectárea en zona núcleo y de 11 dólares por hectárea en zona extrapampeana. En cambio, el fisco nacional absorbería toda esa perdida. Es que mientras caerá la recaudación de un impuesto no coparticipable, se producirá la mejora en otros que sí se reparten de manera federal.
Para este año, además de la reducción de derechos de exportación, hay otros factores que presionarán sobre el equilibrio fiscal. La pérdida de vigencia del Impuesto PAIS (1,2 puntos del PBI en 2024) planteará el mayor desafío para el Tesoro.
Será necesario compensar estos ingresos en todo 2025 en un contexto en el que, si bien la economía rebotará respecto de 2024, la vigencia de controles de cambios y el aumento de los costos en dólares podría contener el alza, limitando la dinámica alcista en ingresos asociados a actividad y empleo, según análisis de distintas consultoras.
Entre los factores que podrían subir los ingresos se encuentran posibles privatizaciones, como la de los corredores viales, ya lanzada, y otras con las que el Gobierno viene amagando casi desde que asumió, algunas de las cuales ya tienen el visto bueno del Congreso.
De acuerdo con un análisis de la consultora Empiria, por ciertos ingresos con los que el fisco este año no podrá contar, el Gobierno requerirá de medidas para compensar esa pérdida.
Entre otros puntos, además de la desaparición del impueso PAIS, la entidad menciona a medidas incluidas en el paquete fiscal como el blanqueo, la moratoria y el anticipo de Bienes Personales.
Con una lectura optimista, ese déficit podría ser cubierto con el aumento de la recaudación tributaria por la recuperación de la actividad y por la actualización del Impuesto a la Transferencia de Combustibles, además de la reducción de algunos gastos, calculan los economistas de Empiria, la consultora que dirige el exministro de Economía Hernán Lacunza.
En el marco de las conversaciones con el FMI el Gobierno explicó que prevé compensar la caída de algunos ingresos a partir del incremento en la recaudación del impuesto a las ganancias.
También por los propios derechos de exportación que tendrá un incremento por mayor volumen vendido.
Y se espera un incremento por el impuesto a los combustibles líquidos, y aportes y contribuciones a la seguridad social.
Otro factor de mayor recaudación serán los derechos de importación.
Es sabido que el Gobierno seguir abriendo las importaciones como estrategia para contener la inflación. El próximo paso estaría vinculado con el sector de indumentaria, al que el ministro Caputo tiene apuntado, porque considera que elevó sus precios amparado en las políticas proteccionistas aplicadas por el Gobierno anterior.
Para la consultora LCG, el 2025 podría cerrar con un superávit de 1,3% del PBI, aunque habrá que remar con mucha fuerza.
“La eliminación del Impuesto PAIS (1,3% PBI), la reducción de Bienes Personales, además de la baja de retenciones al agro (estimamos que hasta junio costaría 0,13% del PBI), serán factores clave”, indicó esa entidad.
Por eso, estimó que el Gobierno profundizará los recortes en el gasto para sostener el superávit.
“Si bien en 2024 se ajustó el gasto previsional, la obra pública y las transferencias a provincias, aún queda margen para recortar gastos operativos y subsidios, que representan el 10% del gasto primario (1,5% del PBI)”, explicó un reporte de LCG.
La baja impositiva que se empezó a implementar este año tiene como contracara la necesidad de profundizar el recorte de gastos en otros sectores para seguir sosteniendo el superávit fiscal.
Se trata de la principal bandera que le otorga credibilidad al plan económico, y el Gobierno promete dar todas las batallas necesarias para que no resignarla.
Por ahora, los números de enero muestran un dinamismo positivo con una recaudación que creció un 5,6% en términos reales.
![](imagen.php?imagen=2025-02/143922_67_720-37.jpg)