El merendero "Todo Corazón" sigue ayudando como otros a la gente necesitada
Noticias Argentinas dialogó con Teresa, una vecina de Ingeniero White.
Por Micaela Di Vitto, desde Bahía Blanca.
Bahía Blanca, 6 abril (NA) -- El merendero Todo Corazón es uno de los tantos centros que sigue en pie y continúa ayudando a los vecinos de Bahía Blanca a un mes del temporal fatal que ya dejó 17 muertos.
La agencia Noticias Argentinas dialogó con Teresa, una vecina de Ingeniero White, quien nos abrió las puertas de su comedor y, también de su corazón.
Tras casi un mes de la tragedia que se llevó por delante la ciudad de Bahía Blanca, continúa ayudando a la gente que sigue afectada por la catástrofe.
"Ayudándonos con la gente con donaciones para poder ayudar a las familias. La verdad que es trabajar con el día a día, el poder salir adelante. Actualmente hay muchas necesidades, todavía hay gente que no se pudo recuperar de esto porque perdieron todo.
Gente de años que pasó de tener todo a no tener nada", detalló la mujer.
Con lágrimas en sus ojos, Teresa describió que esta situación "la destroza" más que nada porque están involucradas muchas personas mayores que tienen que empezar de nuevo y sin mucho solvento económico, que imposibilita recomponerse.
"En mi casa hay una pieza que no se abre más, tuvieron que venir a desagotar los bomberos porque era piso de madera y quedó explotado", detalló.
También habló sobre su situación personal y la tristeza de sus nietos: "Es tirar todo lo de la casa para afuera y por ahí mirar y decir, ¿cómo se empieza? Más que nada los nenes, mis nietos, me dicen ‘abu perdí mis juguetes’ y eso te parte".
"Yo tenía una vecina que era grande que no lo superó y lamentablemente falleció a causa de un infarto", añadió Teresa al contar los hechos de la cuadra.
Al ser consultada sobre cómo se autoabastece económicamente el merendero, la señora respondió: "Con ayuda de la gente que nos dona o sindicatos, ya que no trabajamos con dinero porque es sin fin de lucro".
Su fundadora, que dedicó su vida a esta causa, destacó que el proceso del merendero no es sencillo: "Visitar a la gente y preguntar qué necesitan es fundamental. Acá estamos para acompañarlos y colaborar entre todos. Todo es un trabajo en equipo".
Desde que comenzó el temporal, la mujer se comprometió a cocinar para ofrecer un plato caliente a quienes lo necesitan.
"Cocinar es lo que puedo hacer; necesito que la gente tenga al menos un platito calentito de comida", explicó.
Sin embargo, contó lo que realmente está pasando: "La situación es desgarradora, muchos perdieron no solo sus hogares, sino también recuerdos valiosos, como fotos y documentos. Una persona mayor me decía que se levantaba y no encontraba nada. Eso duele".
Teresa se convirtió en un espacio no solo de alimentación, sino también de contención emocional. "Nos sentamos a compartir una comida, a charlar, a tomar un mate. Estamos todos en una situación complicada, especialmente ahora que se acerca el invierno", lamentó.
Asimismo, profundizó conmocionada acerca de la marca psicológica que dejó esta catástrofe: "Me desperté llorando a las cuatro de la mañana sin entender lo que paso. La gente ya no es la misma".
El merendero, que lleva ocho años en funcionamiento, comenzó atendiendo a niños, luego atravesó la pandemia y ahora ayuda a cada uno de los afectados por el temporal más grande que pasó Bahía Blanca.
Teresa cerró la entrevista con la esperanza de que el pueblo pueda volver a levantarse: "Cada etapa fue un aprendizaje. El ayudar sin fines de lucro y acompañarnos es lo que nos mantiene en pie".
